No hay necesidad de afrontar estas situaciones en soledad. Hay hay
que saber pedir ayuda a tiempo. Cuidar a un enfermo de párkinson es duro
y se debe tener muy claro que pedir ayuda es una necesidad nunca una
vergüenza ni una muestra de egoísmo. Porque cuidar en soledad no sólo
perjudica al cuidador sino a la persona cuidada.
El cuidador debe tener en cuenta que es muy saludable desahogarse,
hablando con amigos, recurriendo a profesionales o incluso a cuidadores
externos.
La actitud del cuidador tendrá que ir evolucionando con la
enfermedad, pues no hay que olvidar que según pasa el tiempo habrá que
ir adaptándose a las nuevas situaciones. Es necesario convivir con los
cambios y adaptarse a la etapa en la que se encuentre el enfermo. No a
la etapa de la enfermedad sino de la persona que la sufre.
En ayuda de los cuidadores de enfermos de Parkinson viene el CSIC, que ofrece en sus páginas este documento titulado “Cuidarse para cuidar mejor en la enfermedad de Parkinson”.
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