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Enfermedad de parkinson en estadios avanzados

SÍNTOMAS
A medida que avanza la enfermedad, los síntomas de la EP pueden hacerse más acusados e interferir más en el día a día del paciente. Puede haber mayor inexpresividad facial, con escasez de parpadeo, disminución del volumen de voz y dificultad para hacerse entender, así como problemas de deglución. El equilibrio se ve alterado y hay mayor riesgo de caídas. Los síntomas no motores como problemas de memoria, alucinaciones, hipotensión ortostática o síntomas urinarios se hacen más presentes en esta fase de la enfermedad.
Además, tras varios años de tratamiento con levodopa (generalmente entre 5 y 10 años) la respuesta al tratamiento deja de ser uniforme, apareciendo lo que conocemos como fluctuaciones motoras o periodos “on-off ”, deterioro de fin de dosis y discinesias.

Las fluctuaciones tipo “on-off ” se refieren a que habrá periodos del día en que el paciente notará el efecto de la medicación antiparkinsoniana, encontrándose en una situación de mejor movilidad: “periodo o fase on”. Sin embargo, durante los periodos off los síntomas empeoran, el paciente se encuentra “bloqueado”, más rígido o con aumento de temblor. Esto se puede deber a que la medicación ha dejado de hacer efecto el tiempo esperable hasta la siguiente toma de medicación (deterioros de fin de dosis), tarda en hacer efecto (“on retrasado”) o, incluso, estas fluctuaciones pueden ser erráticas y no estar en relación con la toma de medicación.
Las discinesias son movimientos involuntarios usualmente asociados al momento de efecto máximo de la medicación.
Las medidas iniciales para el control de las fluctuaciones motoras consisten en ajustes de la medicación antiparkinsoniana con el objetivo de estabilizar los niveles de levodopa, ya sea ajustando su dosis, acortando las tomas, o añadiendo otros tratamientos dopaminérgicos.
Para los periodos off no muy prolongados existe la opción de la administración subcutánea de apomorfina mediante inyección.
Estas medidas se emplean para el control de las discinesias. También puede considerarse la amantadina con el mismo fin.
Cuando las fluctuaciones motoras no responden a todos estos ajustes de la medicación, provocando que el paciente presente varias horas al día en off o discinesias incapacitantes, se plantearán las terapias avanzadas para la EP:
Ø  Estimulación cerebral profunda.
Ø  Infusión intestinal continua de levodopa/carbidopa.
Ø  Infusión continua subcutánea de apomorfina.
A pesar del buen control de algunos síntomas (los que responden a la levodopa), la enfermedad continuará su progreso, ya que ninguno de estos tratamientos es curativo.

ESTIMULACIÓN CEREBRAL PROFUNDA
La estimulación cerebral profunda ECP, es un tratamiento quirúrgico que puede reducir algunos de los síntomas asociados a la enfermedad de Parkinson.
Consiste en la implantación de electrodos en determinadas áreas cerebrales (habitualmente subtálamo o globo pálido), para administrar estimulación eléctrica en dichas zonas, modulando las señales que causan los síntomas motores incapacitantes. Los electrodos están conectados a un neuroestimulador que se coloca en el tórax (como un marcapasos cardíaco) a través de una extensión que se conduce bajo la piel desde la cabeza pasando por el cuello.
La estimulación eléctrica puede ajustarse de forma no invasiva para aumentar al máximo los beneficios de la terapia (se trata de un tratamiento reversible ya que puede interrumpirse la estimulación; aunque los síntomas volverían).
La ECP puede reducir significativamente los peridos off y las discinesias incapacitantes, mejorando la calidad de vida del paciente y permitiendo una reducción de la medicación antiparkinsoniana.
Indicaciones para la ECP:
1. Enfermedad de Parkinson idiopática (“clásica”).
2. Fluctuaciones motoras que no responden a la terapia farmacológica convencional. Tiempo prolongado en off y/o discinesias incapacitantes.
3. Intolerancia o efectos adversos de la medicación antiparkinsoniana.
4. Respuesta favorable a levodopa.
5. Pacientes menores de 70 años
6. Pacientes sin deterioro cognitivo ni trastornos psiquiátricos activos.
7. Ausencia de patología médica que contraindique o no permita la cirugía.
8. Otras consideraciones.

INFUSIÓN INTESTINAL CONTINUA DE LEVODOPA-CARBIDOPA
Consiste en administrar de forma continua y personalizada un gel de levodopa/carbidopa directamente en el intestino para mantener así los niveles de levodopa constantes; de esta forma, la situación del paciente es más estable, sin fluctuaciones.
Se administra de forma flexible con una bomba de infusión a través de una gastrostomía percutánea; esta técnica es completamente reversible y consiste en la introducción de una sonda dentro del estómago a través de un pequeño orificio en la pared abdominal. La bomba suele estar conectada durante el día, unas 16 horas según considere el médico.
Este método ha demostrado eficacia en la reducción de los periodos off y discinesias, así como en ciertos aspectos no motores de la enfermedad, mejorando la calidad de vida del paciente con EP. Este tratamiento permite suprimir la medicación dopaminérgica oral.
Indicaciones para la infusión intestinal continua de levodopa/carbidopa:
1. Enfermedad de Parkinson idiopática (“clásica”).
2. Fluctuaciones motoras que no responden a terapia farmacológica convencional. Tiempo prolongado en off y/o acinesia nocturna.
3. Intolerancia o efectos adversos de la medicación oral.
4. Respuesta favorable a levodopa.
5. Pacientes sin límite de edad.
6. Puede administrarse también en pacientes con deterioro cognitivo leve-moderado.
7. Ausencia de patología médica que contraindique la implementación del tratamiento.
8. Otras consideraciones: importancia de buen apoyo familiar o cuidadores.


INFUSIÓN CONTINUA SUBCUTÁNEA DE APOMORFINA
La apomorfina pertenece al grupo de medicamentos denominados agonistas dopaminérgicos.
Se trata de una solución líquida transparente que se carga en una pequeña bomba programable y se administra mediante una aguja subcutánea en el abdomen durante el día. Se administra mediante una inyección porque su estructura química hace que al ingerirla pudiera descomponerse antes de llegar a hacer efecto. Hay que utilizar un sitio diferente para la inyección cada día con el objetivo de minimizar las posibles reacciones cutáneas.
El tratamiento con apomorfina ayuda a controlar los síntomas mediante la reducción del tiempo en estado “off” o periodos de bloqueo. Es un tratamiento
reversible.
Indicaciones para la infusión subcutánea de apomorfina:
1. Enfermedad de Parkinson idiopática (“clásica”).
2. Fluctuaciones motoras que no responden a terapia farmacológica/Tiempo prolongado en off/ Acinesianocturna/Discinesias.
3. Paciente sin deterioro cognitivo ni trastornos psiquiátricos (alucinaciones).
4. Ausencia de problemas a nivel abdominal que dificulten la inyección.
5. No hipotensión ortostática pronunciada.
6. Otras consideraciones: importancia de buen apoyo familiar o cuidadores.

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