

Fueron doscientos metros de arenales.
Para algunos un paseo, para otros una proeza, pero todos llegaron al círculo
humano que marcaba el enclave de la Misa de Romeros. Las sillas de playa eran
los bancos y las dunas los reclinatorios. La celebración, emotivamente cantada,
fue oficiada por el director espiritual Fray José Gil, a quien hay que
agradecer sus cariñosas menciones a la presencia de la familia de Parkinson Jerez.
Durante la Eucaristía nuestro tesorero, José Ramón Martín, intervino como
acólito y ministro extraordinario de la Sagrada Comunión.
Allí estaba el hermano mayor de la
Hermandad del Rocío jerezana, Isaac Camacho, con su Junta de Gobierno y allí
estaba la alcaldesa de Jerez, María José García-Pelayo, acompañada de varios
delegados municipales. Y allí estábamos nosotros, Familiares, Enfermos y Amigos
de Parkinson Jerez, estrechando lazos fraternos con los peregrinos del cordón
morado, en la Misa de Romeros, rezando el Padrenuestro mientras el sol
anunciaba las dos de la tarde.
Cada uno con sus creencias, libremente
unidos frente a un retablo de pinares, antes de la Salve a la Madre del Rocío, nuestra
presidenta, Mari Carmen Martín, entregó un cuadro conmemorativo al hermano
mayor, en recuerdo de ese día imborrable.


Las cinco de la tarde era la hora
prevista para el regreso y lo mejor de todo fue que al llegar de nuevo a Jerez,
bajamos del autobús preguntando… Y la próxima ¿cuándo?
No hay señal más indudable de una
jornada bien vivida y mejor acabada.
Salud y Suerte.
Comentarios